"El triunfo está asegurado. Aunque llevemos una
heladera o un ropero de candidato, ganamos las elecciones por el desprestigio
que tienen las otras opciones." Estas palabras fueron dichas 23 de julio
de 2007, por el Vicepresidente de la República Oriental del Uruguay, Raúl
Sendic, que acaba de presentar su renuncia ante el Plenario de su fuerza
política, el Frente Amplio[i].
Sendic, de 55 años, es hijo de un histórico líder
guerrillero –tupamaro- que en los años ´60 y principios de los ´70 luchó contra
la institucionalidad democrática del país, junto a otros que hoy ocupan cargos
en el gobierno y en el Parlamento –por ejemplo, el ex Presidente José Mujica-.
Lleva el nombre de su padre (Raúl Sendic) y a principios del actual gobierno,
algunos pensaban que podía ser el próximo candidato a la Presidencia de la
República por el Frente Amplio, que gobierna el país desde 2005.
Sin embargo, en los últimos años, ha sido tal el
desprestigio que ha sufrido la imagen del Vicepresidente, que este “es, probablemente,
el peor momento de la democracia uruguaya desde su restauración en 1985.”[ii]
Los tres hechos clave que llevaron a la situación actual,
fueron, en síntesis, la “pérdida” de 800 millones de dólares por parte del
monopolio petrolero estatal (ANCAP) del cual Sendic fue Presidente; el
descubrimiento de que si bien él se presentaba como Licenciado en Genética
Humana por la Universidad de La Habana -con medalla de oro-, jamás obtuvo
título universitario alguno, y la realización de gastos personales con la
Tarjeta Corporativa de ANCAP, por un monto equivalente a U$S 57.000. Todas
estas “irregularidades” –la mala gestión de ANCAP, la mentira sobre el título
profesional y la utilización de la tarjeta corporativa para gastos personales-
están siendo investigadas por la Justicia.
Esta especie de “telenovela” en torno al “protegido” del ex
Presidente José Mujica –principal responsable de que Sendic sea hoy el
Vicepresidente de la Reública-, llegó a uno de sus puntos culminantes tras el
fallo del Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio. Este órgano
partidario determinó que "la actuación del compañero Sendic en estos
hechos compromete su responsabilidad ética y política con incumplimiento
reiterado de normas de control. (…) El cuadro general que presentan los actos
reseñados del compañero Sendic no deja dudas de un modo de proceder inaceptable
en la utilización de dineros públicos". (…) "agravan lo anterior la
especial responsabilidad que imponía la condición de Presidente del Directorio
de Ancap y también la forma en que el compañero Sendic ha respondido
públicamente a los cuestionamientos de su conducta."[iii]
El sábado 9 de septiembre, se reunió el Plenario Nacional
del Frente Amplio para considerar que medidas tomaba con el "compañero
Sendic". Sorpresivamente, antes de que el Plenario pudiera tomar decisión
alguna, Sendic manifestó su indeclibable decisión de renunciar, aunque
formalmente, la renuncia, para ser efectiva, deberá presentarla ante la
Asamblea General. Solo resta, para completar el cuadro, ver qué determina la
Justicia. Pero eso llevará más tiempo.
Hemos traído a colación el “caso Sendic”, porque es de
actualidad y porque entendemos que de él se pueden extraer algunas lecciones
por demás interesantes:
1. El nepotismo siempre suele ser perjudicial, sea cual sea
la ideología del partido político en que se practique. A veces ocurre que el
sucesor (hijo, sobrino, etc.) de un político tiene brillo propio. Pero
parecería sensato esperar que ese brillo se manifieste, para luego otorgarle un
cargo de importancia, y no al revés. En este caso concreto, hubo quien advirtió
con tiempo el grave error que implica depositar la confianza en alguien que no
lo merece. No porque sea una “mala persona”, sino simplemente, porque carece de
la capacidad y de las virtudes necesarias para asumir la responsabilidad que se
impone sobre sus hombros. En efecto, el director de la conocida revista de la
izquierda uruguaya CaraS & Caretas, ya en el año 2004 manifestaba que
"si Sendic (h) se hubiese llamado González de apellido, no hubiera llegado
a diputado."[iv]
2. También parece quedar claro que la soberbia, cuando lleva
al desprecio de un oponente coyunturalmente débil, puede llegar a convertirse
en un boomerang. Es un grave error olvidar que las preferencias de las mayorías
son cambiantes. Hoy, aquel que se sentía tan fuerte como para ganar con “una
heladera o un ropero de candidato” padece tal desprestigio, que ha llegado a
convertirse en el hazmerreír del país entero. Tanto es así, que el Presidente
de la República, ha acusado a quienes critican a Sendic, de practicar
“bullying”. Tan grave es la situación, que el descrédito no sólo cae sobre la
figura de Sendic, sino sobre la fuerza política a la que representa. Quizá por
eso, el Tribunal Conducta Política del Frente Amplio fue tan contundente en su
fallo.
3. Este caso prueba además, que si bien las “heladeras”
pueden servir para ganar una elección, no sirven para gobernar una nación.
Aunque todo gobernante llega a su cargo tras presentar su candidatura, no es lo
mismo ser candidato que gobernante. No necesariamente los mejores candidatos
–los más exitosos al momento de captar votos-, son después los mejores
gobernantes. Para gobernar exitosamente un país, es necesario poseer una sólida
formación política, administrativa y humanística… De lo contrario, tarde o
temprano, la “heladera” pierde el apoyo del pueblo. En nuestro caso, tal como
indica un prestigioso analista local, “el vicepresidente es mucho más que el
suplente del presidente. Tiene responsabilidades mucho más importantes que las
(…) de presidir el Senado y la Asamblea General. Es el puente principal entre
el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. Dado que la mayor parte de las leyes
que se aprueban (…) se originan en el Ejecutivo, tiene un rol decisivo en el
proceso legislativo. Este puente está roto. El vicepresidente no está pudiendo
desempeñar esta función.”[v]
4. También parece quedar clara la necesidad de que las
estructuras partidarias sean más cuidadosas al momento de elegir a sus
candidatos. Si un partido político no quiere comprometer a futuro su proyecto
político, debe elegir a sus candidatos más en base a sus propios méritos que a
los reales o presuntos méritos de su padre o de su padrino político. Un
candidato puede caerle bien a la gente por circunstancias muy diveras, pero
llegado el momento de gobernar, otro gallo es el que canta y debe estar
preparado para asumir la gigantesca responsabilidad que implica conducir un
país. El gobernante debe tener, necesariamente, una serie de virtudes humanas,
habilidades técnicas mínimas, y una formación humana profunda que le permita tomar
decisiones acertadas. De lo contrario, sea cual sea el peso de su apellido, o
del poder de quienes lo respaldan, no debería siquiera ser tenido en cuenta
como posible candidato.
5. Los actos irresponsables, tienen consecuencias. Hasta
ahora -al menos en Uruguay- parecía que ser de izquierda equivalía a tener
patente de corso para hacer cualquier cosa sin que hubiera consecuencias.
Algunas máximas de José Mujica -a quien fuera de fronteras, algunos tienen por
filósofo-, son: "como te digo una cosa, te digo la otra", "lo
político está por encima de lo jurídico"... Sin embargo, quedó claro que
si un gobernante tira demasiado de la piola, ésta al final se rompe. En
definitiva, parecería que con la reununcia de Raúl Senic (h), se terminó la impunidad.
6. Este caso nos enseña, finalmente, la importancia del voto
y la responsabilidad que el ciudadano tiene sobre sus hombros al votar por un
candidato u otro. Porque si bien no es raro que los políticos traicionen la
confianza depositada en ellos, también es cierto que a veces los ciudadanos de
a pie no se esfuerzan mucho por conocer a fondo a los posibles candidatos.
Fijarse en las banderas y en las ideologías que defienden los distintos
partidos, no está mal, pero si un partido presenta una “heladera” como candidato,
uno debería pensarlo dos veces antes de confiarle su voto. En síntesis, muy
buena parte de la responsabilidad de que personas indignas lleguen a altos
cargos de gobierno, es del pueblo.
Estas reflexiones, caben para todas las fuerzas políticas,
para todos los políticos y para todos los ciudadanos. Es necesario que todos
tomemos conciencia de la responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros a la
hora de elegir gobernantes, sea cual sea el lugar que ocupemos. Lo que está en
juego en cada elección, es nada más ni nada menos que de la felicidad del
pueblo durante el próximo período de gobierno. Y esa felicidad se aleja, si los
hombres que ocupan los cargos de gobierno, no están a la altura de la
responsabilidad que pesa sobre sus hombros.
Álvaro Fernández Texeira Nunes
[i] http://www.lanacion.com.ar/1144738-una-competencia-inesperada
[ii] http://www.elobservador.com.uy/raul-sendic-dimensiones-y-salidas-una-crisis-terminal-n1115232
[ii] http://www.elobservador.com.uy/raul-sendic-dimensiones-y-salidas-una-crisis-terminal-n1115232
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