lunes, 11 de septiembre de 2017

CUANDO LOS CARGOS QUEDAN GRANDES... O LOS HOMBRES QUEDAN CHICOS...

José Mujica (izquierda) y Raúl Sendic (h) (derecha)
"El triunfo está asegurado. Aunque llevemos una heladera o un ropero de candidato, ganamos las elecciones por el desprestigio que tienen las otras opciones." Estas palabras fueron dichas 23 de julio de 2007, por el Vicepresidente de la República Oriental del Uruguay, Raúl Sendic, que acaba de presentar su renuncia ante el Plenario de su fuerza política, el Frente Amplio[i].

Sendic, de 55 años, es hijo de un histórico líder guerrillero –tupamaro- que en los años ´60 y principios de los ´70 luchó contra la institucionalidad democrática del país, junto a otros que hoy ocupan cargos en el gobierno y en el Parlamento –por ejemplo, el ex Presidente José Mujica-. Lleva el nombre de su padre (Raúl Sendic) y a principios del actual gobierno, algunos pensaban que podía ser el próximo candidato a la Presidencia de la República por el Frente Amplio, que gobierna el país desde 2005.

Sin embargo, en los últimos años, ha sido tal el desprestigio que ha sufrido la imagen del Vicepresidente, que este “es, probablemente, el peor momento de la democracia uruguaya desde su restauración en 1985.”[ii]

Los tres hechos clave que llevaron a la situación actual, fueron, en síntesis, la “pérdida” de 800 millones de dólares por parte del monopolio petrolero estatal (ANCAP) del cual Sendic fue Presidente; el descubrimiento de que si bien él se presentaba como Licenciado en Genética Humana por la Universidad de La Habana -con medalla de oro-, jamás obtuvo título universitario alguno, y la realización de gastos personales con la Tarjeta Corporativa de ANCAP, por un monto equivalente a U$S 57.000. Todas estas “irregularidades” –la mala gestión de ANCAP, la mentira sobre el título profesional y la utilización de la tarjeta corporativa para gastos personales- están siendo investigadas por la Justicia.

Esta especie de “telenovela” en torno al “protegido” del ex Presidente José Mujica –principal responsable de que Sendic sea hoy el Vicepresidente de la Reública-, llegó a uno de sus puntos culminantes tras el fallo del Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio. Este órgano partidario determinó que "la actuación del compañero Sendic en estos hechos compromete su responsabilidad ética y política con incumplimiento reiterado de normas de control. (…) El cuadro general que presentan los actos reseñados del compañero Sendic no deja dudas de un modo de proceder inaceptable en la utilización de dineros públicos". (…) "agravan lo anterior la especial responsabilidad que imponía la condición de Presidente del Directorio de Ancap y también la forma en que el compañero Sendic ha respondido públicamente a los cuestionamientos de su conducta."[iii]

El sábado 9 de septiembre, se reunió el Plenario Nacional del Frente Amplio para considerar que medidas tomaba con el "compañero Sendic". Sorpresivamente, antes de que el Plenario pudiera tomar decisión alguna, Sendic manifestó su indeclibable decisión de renunciar, aunque formalmente, la renuncia, para ser efectiva, deberá presentarla ante la Asamblea General. Solo resta, para completar el cuadro, ver qué determina la Justicia. Pero eso llevará más tiempo.

Hemos traído a colación el “caso Sendic”, porque es de actualidad y porque entendemos que de él se pueden extraer algunas lecciones por demás interesantes:

1. El nepotismo siempre suele ser perjudicial, sea cual sea la ideología del partido político en que se practique. A veces ocurre que el sucesor (hijo, sobrino, etc.) de un político tiene brillo propio. Pero parecería sensato esperar que ese brillo se manifieste, para luego otorgarle un cargo de importancia, y no al revés. En este caso concreto, hubo quien advirtió con tiempo el grave error que implica depositar la confianza en alguien que no lo merece. No porque sea una “mala persona”, sino simplemente, porque carece de la capacidad y de las virtudes necesarias para asumir la responsabilidad que se impone sobre sus hombros. En efecto, el director de la conocida revista de la izquierda uruguaya CaraS & Caretas, ya en el año 2004 manifestaba que "si Sendic (h) se hubiese llamado González de apellido, no hubiera llegado a diputado."[iv]

2. También parece quedar claro que la soberbia, cuando lleva al desprecio de un oponente coyunturalmente débil, puede llegar a convertirse en un boomerang. Es un grave error olvidar que las preferencias de las mayorías son cambiantes. Hoy, aquel que se sentía tan fuerte como para ganar con “una heladera o un ropero de candidato” padece tal desprestigio, que ha llegado a convertirse en el hazmerreír del país entero. Tanto es así, que el Presidente de la República, ha acusado a quienes critican a Sendic, de practicar “bullying”. Tan grave es la situación, que el descrédito no sólo cae sobre la figura de Sendic, sino sobre la fuerza política a la que representa. Quizá por eso, el Tribunal Conducta Política del Frente Amplio fue tan contundente en su fallo.

3. Este caso prueba además, que si bien las “heladeras” pueden servir para ganar una elección, no sirven para gobernar una nación. Aunque todo gobernante llega a su cargo tras presentar su candidatura, no es lo mismo ser candidato que gobernante. No necesariamente los mejores candidatos –los más exitosos al momento de captar votos-, son después los mejores gobernantes. Para gobernar exitosamente un país, es necesario poseer una sólida formación política, administrativa y humanística… De lo contrario, tarde o temprano, la “heladera” pierde el apoyo del pueblo. En nuestro caso, tal como indica un prestigioso analista local, “el vicepresidente es mucho más que el suplente del presidente. Tiene responsabilidades mucho más importantes que las (…) de presidir el Senado y la Asamblea General. Es el puente principal entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. Dado que la mayor parte de las leyes que se aprueban (…) se originan en el Ejecutivo, tiene un rol decisivo en el proceso legislativo. Este puente está roto. El vicepresidente no está pudiendo desempeñar esta función.”[v]

4. También parece quedar clara la necesidad de que las estructuras partidarias sean más cuidadosas al momento de elegir a sus candidatos. Si un partido político no quiere comprometer a futuro su proyecto político, debe elegir a sus candidatos más en base a sus propios méritos que a los reales o presuntos méritos de su padre o de su padrino político. Un candidato puede caerle bien a la gente por circunstancias muy diveras, pero llegado el momento de gobernar, otro gallo es el que canta y debe estar preparado para asumir la gigantesca responsabilidad que implica conducir un país. El gobernante debe tener, necesariamente, una serie de virtudes humanas, habilidades técnicas mínimas, y una formación humana profunda que le permita tomar decisiones acertadas. De lo contrario, sea cual sea el peso de su apellido, o del poder de quienes lo respaldan, no debería siquiera ser tenido en cuenta como posible candidato.

5. Los actos irresponsables, tienen consecuencias. Hasta ahora -al menos en Uruguay- parecía que ser de izquierda equivalía a tener patente de corso para hacer cualquier cosa sin que hubiera consecuencias. Algunas máximas de José Mujica -a quien fuera de fronteras, algunos tienen por filósofo-, son: "como te digo una cosa, te digo la otra", "lo político está por encima de lo jurídico"... Sin embargo, quedó claro que si un gobernante tira demasiado de la piola, ésta al final se rompe. En definitiva, parecería que con la reununcia de Raúl Senic (h), se terminó la impunidad.

6. Este caso nos enseña, finalmente, la importancia del voto y la responsabilidad que el ciudadano tiene sobre sus hombros al votar por un candidato u otro. Porque si bien no es raro que los políticos traicionen la confianza depositada en ellos, también es cierto que a veces los ciudadanos de a pie no se esfuerzan mucho por conocer a fondo a los posibles candidatos. Fijarse en las banderas y en las ideologías que defienden los distintos partidos, no está mal, pero si un partido presenta una “heladera” como candidato, uno debería pensarlo dos veces antes de confiarle su voto. En síntesis, muy buena parte de la responsabilidad de que personas indignas lleguen a altos cargos de gobierno, es del pueblo.

Estas reflexiones, caben para todas las fuerzas políticas, para todos los políticos y para todos los ciudadanos. Es necesario que todos tomemos conciencia de la responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros a la hora de elegir gobernantes, sea cual sea el lugar que ocupemos. Lo que está en juego en cada elección, es nada más ni nada menos que de la felicidad del pueblo durante el próximo período de gobierno. Y esa felicidad se aleja, si los hombres que ocupan los cargos de gobierno, no están a la altura de la responsabilidad que pesa sobre sus hombros.

Álvaro Fernández Texeira Nunes





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