En el enlace disponible a continuación pongo a diposición un sintético análisis sobre la situación paradojal de Argentina, país que si se lo considera desde las variables macroecónomicas exhibe indicadores que denotarían considerables dificultades sistémicas para cumplir ciertas funciones que se esperan de un Estado-nación. Sin embargo, una consideración más detallada permite vislumbrar sectores que históricamente se han comportado como factores dinamizadores de crecimiento y perdurabilidad de las estructuras político-institucionales que caracterizan este país, lo que daría un enfoque más ecuánime con la realidad de este país.
Más allá de logros concretos que dichos sectores consigan, el retraso relativo que a lo largo del tiempo produce esta paradoja irresuelta produce distorsiones en la viabilidad de las propuestas políticas de cualquier fuerza partidaria que eventualmente se alterne en los puestos de comando institucional. Asimismo, dicha entropía tiene su correlato en otra situación igualmente irresuelta de integración imperfecta y desventajosa en la comunidad internacional, prolongando relaciones de dependencia con relación a centros de poder internacional de mayor poder relativo.
El paso hacia una mayor multipolaridad a que daría lugar el conflicto en Ucrania es una oportunidad más para la pronta resolución de estas contradicciones, en el sentido que plantean escenarios de relacionamiento con dichos centros de poder internacional potencialmente más ventajosos para los atributos de poder de Argentina, con base en dotación de recursos estratégicos de fuerte demanda internacional, sean humanos, energéticos, alimentarios o tecnológicos. Además dicha coyuntura internacional de alta tensión geopolítica podría, por un lado, afianzar los vínculos de integración regional atento a los desacoples en cadenas de valor y consiguiente tendencia a fortalecer los factores de resiliencia nacional y regional. Por el otro lado, según se vio en este blog, se generan alternativas en esquemas triangulares de proyección de poder internacional hacia la región, donde sería más factible aprovechar desde las necesidades propias los intereses de las grandes potencias, guiados principalmente por agendas de seguridad.
El caso argentino -un seleccionado de estrellas con vocación de equipo campeón-