Todavía hoy cuando oímos hablar
de tolerancia, pensamos en la actitud respetuosa frente a formas de
comportamiento o ideas que no cuadran con la “moral tradicional”
supuestamente hegemónica, impuesta con el apoyo de las instituciones.
Pero la realidad es que el sentido común moral de nuestras sociedades ha
dado un vuelco, y ha surgido una nueva forma de ortodoxia hegemónica,
en particular en materia “de género”. Por eso la pregunta sobre si somos
tolerantes o no, debería hacerse en ambas direcciones. Es decir,
deberíamos preguntarnos también si quienes defienden la nueva visión
mayoritaria sobre la moral respetan modos de comportarse e ideas que no
son las suyas. Porque a la vista de los hechos, parece que la cultura
liberal ha pasado de ser una cultura de la tolerancia a estar centrada
en el “compliance”.
sábado, 27 de agosto de 2016
ISLAM Y VIOLENCIA - Por Ricardo Calleja Rovira
Le
escuché una vez a un profesor judío la siguiente explicación sobre la
naturaleza de las principales religiones “monoteístas” (entre comillas
pues es una descripción no muy adecuada):
- El judaísmo es una religión política, pero no universal (la Ley se aplica solo en el estado de Israel, y no pretenden imponer a nadie sus mandatos fuera de allí, ni convertir a nadie).
- El cristianismo es una religión universal -y por eso, “proselitista”- pero no política (como explicaba Benedicto XVI, el cristianismo siempre ha apelado a la razón y a la naturaleza para fundamentar la ley civil, y por tanto no implica un único régimen político confesional). Mientras este carácter no político se mantiene, el cristianismo es fiel a su genuino respeto a la conciencia;
- El Islam, sin embargo, es una religión universal y política. Llamada a expandirse como una forma de sociedad (la umma) configurada por la ley religiosa (la sharía). Eso la hace potencialmente peligrosa.
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