Alberto Medina Méndez |
Que la política decide con los mezquinos parámetros del corto plazo no es una novedad. Al menos no en estas últimas décadas en las que la dinámica de una democracia mal entendida y peor interpretada empuja a priorizar el escenario electoral más cercano sin que el futuro importe demasiado.
Sorprende como se empieza a naturalizar en la comunidad, a considerarse no solo habitual sino también normal, esta lógica canalla que parece atravesar a la política en todos sus estamentos y jurisdicciones.