Manos de Dios Padre - Albrecht Durer |
En Civilitas, desde el principio, hace ahora más de 25 años, insistimos a
nuestros jóvenes que no se puede hacer nada importante por sí mismo, por la
propia familia, por la Patria y por los demás, si no es siempre con esfuerzo,
trabajo abnegado, fortaleciendo la voluntad, y sin tanta auto-compasión como
ahora cultivan tantos jóvenes occidentales, cómodos y bien
alimentados.
En nuestras tareas formativas nos dirigimos sobre todo a quienes tienen
afán de servir a través de la vida pública. También en este ámbito es
imprescindible ser ejemplares en el espíritu de trabajo intenso y constante, llevado a cabo con la humildad de quien se sabe que administrador de algo que no es suyo. Por
eso nos gustan estos versos del poeta uruguayo Emilio Carlos Tacconi:
MANOS ÁSPERAS
Tengo las
manos ásperas,
pero hay pan
en la mesa,
tengo las
manos ásperas,
pero hay luz
en la casa.
Tengo las
manos ásperas,
me honra su
aspereza ,
porque así
han sido todas,
las gentes
de mi raza.
No me
avergonzó nunca
mi heredada
pobreza,
ni me achicó tampoco
la humildad
de mi traza.
Tengo las
manos ásperas,
pero hay
vino en la mesa,
tengo las
manos ásperas,
pero hay paz
en la casa.
Mientras en
ricos guantes,
tu, las
tuyas enfundas,
yo, por
llenarme, todo
de asperezas
fecundas,
quisiera
veinte manos,
en lugar de
estas dos.
Pues, si
pulir un rumbo
me dejó
tales huellas,
después de
haber pulido,
la luz de
las estrellas,
¡que ásperas
las manos,
le habrán quedado a Dios!
6 comentarios:
Mi tio, Juan Jose Moreno, recitaba esta poesia regularmente en la escuela del Prado, la audiencia lloraba. El fue mimado en la escuela por estos recitados, pero dejo de recitar cuando termino su sexto grado. Mis tias abuelas que hacian teatro en el Centro Artesano de Penarol seguramente estaban familiarizadas con la obra de Emilio Tacconi. Eran tiempos de participacion donde los obreros del ferrocarril podian dedicar sus horas libres, luego de jornadas agotadoras de trabajo, al teatro y a crecer. Les daba gran satisfaccion hacer teatro. Mi abuelo, Mario Moreno, participaba y ayudo a que mis tias abuelas participaran tambien desde temprana edad en el Centro Artesano de Penarol.
Aprendí manos ásperas en cuarto de escuela el la teja.escuela 170 .desde ahí nunca he olvidado está poesía de Emilio Carlos Tacconi
Asistí a la escuela 166 de Peñarol,donde él fue alumno de la maestra fundadora María Vittori.
Todos los años asistía a la fiesta de la escuela.
Estando en 6to año ,me toco recitar manos ásperas, delante de él, termine llorando,nunca olvidaré ése día,han pasado 42 años....
Cuando pequeña participaba en un taller de poesía, no me gustaba leer, pero sí la poesia y declamar. Una compañera amaba este poema y cómo lo recitaba. Nunca lo olvido y cada día tiene más sentido para mí.
Amo este poema lo enseñé tantas veces a mis alumnos de quinto de primaria
Me encanta! Lo
He oído decir cuando era alumna de la Escuela Nacional de Declamación en Mdeo
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