Hace tiempo que vengo rumiando reflexiones para ver qué pasa con este movimiento de protesta, que comenzó nada menos que en el Wall Street de NY y se está extendiendo a muchos países de la OECD. Es domingo por la mañana y me doy cuenta que lo mejor es intentar una aproximación en base a todo lo que leí y ví en los medios sobre este fermento, sin citar fuentes, que tiene unas causas específicas un poco comparables a los movimientos de protesta en los países árabes. Primero paso a definir las causas, que pueden leerse en las pancartas de New York, Frankfurt, Zurich...:
1. El detonante inmediato del proceso es la crisis económica, pero este hecho está llevando a una visión crítica del comportamiento del Estado mismo, considerándolo como un monstruo parkinsoniano que no vive para el pueblo, sino para sí mismo, en oposición a los legítimos derechos del individuo, que le fue dando poder mediante sus votos y sus impuestos, y luego por su desinterés por la cuestión política. La base electoral es corresponsable por el mal gobierno, porque no se han empeñado en conocer bien a sus representantes en el gobierno, y, una vez instalados en sus cargos, no han vigilado ni en su caso criticado sus gestiones. Esta actitud de vigilancia es la quintaesencia de un sistema democrático que funciona bien, como está previsto y se espera por todos.
2. Los protagonistas, al igual que las protestas del 1968, son principalmente la gente joven, que es la que más directamente sufre las consecuencias de la crisis y la que, al mismo tiempo, tiene menos que perder que las personas instaladas en la vida, con sus necesidades básicas resueltas.
3. Las protestas acusan a los líderes políticos y económicos incluso de tener intenciones torcidas, de protagonizar o tolerar la corrupción administrativa .
4. Los líderes de las protestas parecen haber surgido espontáneamente, y, gracias sobre todo al internet, sus posturas e informaciones se difunden rápidamente a nivel mundial.
5. No cabe exluir la influencia de las protestas en los países árabes. El ver cómo se están sacrificando y hasta muriendo es algo que interpela con fuerza al occidente opulento. Al mismo tiempo, las causas de las protestas en ambas esferas son distintas: lo único que tienen en común es la oposición a la maquinaria del Estado. También impresiona el apoyo decidido de la ONU y, sobre todo, de USA, que ha sido decisivo para la caída del régimen de Ghadafhi en Lybia.
6. Las protestas se dán sólo en los países ricos: es interesante observar que este fenómeno no existe en los países menos ricos como Argentina, Brasil y tantos más, sobre todo porque la crisis no ha llegado a golpear a sus puertas.
El gran desafío a la democracia
Este proceso todavía no está en condiciones de formular una postura común que plantee soluciones concretas a los problemas que de momento se denuncian. En este sentido hay un vacío de liderazgo intelectual . Por otro lado, la cultura política de inspiración cristiana tiene para ello toda la farmacopea necesaria y por tanto podría proponer soluciones alternativas que corrijan por fin los desmanes y excesos de legisladores y mandatarios políticos.
Por tanto, hoy se ofrece –en cada país- la gran oportunidad a pensadores y filósofos, a formular no sólo una redefinición política de la función del Estado, sino también el delinear la estrategia y el modo de una acción política que logre imponer este nuevo régimen aquí y ahora, por supuesto sin acudir a la violencia física, pero al mismo tiempo sin pecar de ingenuidad (no olvidando cómo subió al poder Hitler y otros, sin violar formalmente las reglas democráticas). Estamos en una hora que exige escribir, gritar, discutir, crear páginas web etc. etc., para reinventar el ´american dream´, para que no se convierta en una ´nightmare´ (pesadilla).
El gran problema con que se enfrenta este desafío es el bajo nivel de formación humana y política, fiel a las tradiciones de pensamiento que dieron grandeza al Occidente en los últimos siglos. Pero aún así, hay suficientes personas muy capaces que no hacen carrera política por considerarlo erróneamente demasiado ´sucio´ o poco atractivo. Por tanto, tales personas tienen que convencerse que lo que ellos no hagan no lo hará nadie: tienen que estar dispuestos a recortar su carrera profesional como abogados, managers, profesores etc., para servir con altruismo a su patria en la política, con espíritu de sacrificio durante decenios, hasta que se encarrilen mejor los asuntos de la Ley y del mando político.
Las forma concreta de acción, por ejemplo, podría ser la siguiente:
- Hablar con los líderes de la protesta, y según cómo sean sus ideas e intenciones, prestarles una cooperación en la elaboración de una estrategia de acción política y presentar al mismo tiempo las personas aptas para los cargos de gobierno o de representación parlamentaria.
- Buscar dinero para cubrir los costos indispensables
- Pensar en alianzas con procesos de renovación política análogos
- Buscar en la esfera de la educación superior las universidades que ya tienen implementada la formación específica de líderes.
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