Todos, por hecho de ser y vivir hoy, estamos en la misma barca, que
parece que va a la deriva, hacia un horizonte nebuloso y fugitivo. Es un
planteamiento con visos de poesía, pero en el que está en juego nuestra
realización y el sentido que tiene todo
este impresionante espectáculo en sí mismo, y por tanto también para cada uno
de nosotros.
Con la libertad que otorga la frescura de un brainstorming prolongado,
en una tarde de Sábado en Praga, el 15 de Enero del 2011, junto a unas manijas
de cerveza, se me ocurrió hacer una
serie de preguntas a Peter Kopa, porque creo que reúne unas buenas condiciones
de edad (66 anos), experiencia de vida en 5 países y en dos continentes
–Sudamérica-Suiza-Roma-España-Praga-, con estudios de Derecho, Filosofía y con
una experiencia de 35 anos en el mundo del business, en el que se ha movido
toda su vida, domininando 6 idiomas y habiendo tomado unas 200 veces al avión.
Por tanto, en el se encuentran las principaless improntas de varias épocas,
mundos y ambientes culturales, en una vida que comenzó en 1944 en Praga hasta
hoy, nuevamente en Praga, desde hace 19 años.
Peter, hacia dónde va el mundo?
Hacia delante,
para mejor. Para poder contemplarlo, hay
que asumir una perspectiva distanciada. Me estoy ahora acordando del cuento de
una mosca, que estaba triste porque corría por un suelo oscuro, luego más
claro, pero siempre desértico y sin sentido. Otra mosca le dijo al vuelo: ´vuela hacia arriba y desde lo alto mira sobre lo que estabas pisando´.
Así, de repente, pudo apreciar extasiada un cuadro de Van Gogh, El Sembrador.
Igual nosotros, necesitamos mirar al mundo desde la perspectiva correcta: desde una cierta distancia y desde arriba, para evitar ver sólo el canto del marco que contiene el cuadro. Y la mejor perspectiva la tiene el hombre que está convencido, de que nuestro mundo no es un barco que va ciegamente a la deriva, zarandeado por las olas de las casualidades de un destino fatalista. Esta actitud llevaría al pesimismo profundo y, sobre todo, a intentos de intervención que no lograría mejorarlo. Es decir, sólo el que cree con optimismo en la providencia divina será capaz de tener la perspectiva óptima para reconocer aposteriori el sentido de toda la historia pasada, que es el cuadro que se nos ofrece hoy y que hemos de proyectar hacia el futuro. A pesar de tanta limitación humana, ha surgido –hasta ahora- un obra maestra en la que hoy por hoy, en el cuadro estamos también nosotros.
Igual nosotros, necesitamos mirar al mundo desde la perspectiva correcta: desde una cierta distancia y desde arriba, para evitar ver sólo el canto del marco que contiene el cuadro. Y la mejor perspectiva la tiene el hombre que está convencido, de que nuestro mundo no es un barco que va ciegamente a la deriva, zarandeado por las olas de las casualidades de un destino fatalista. Esta actitud llevaría al pesimismo profundo y, sobre todo, a intentos de intervención que no lograría mejorarlo. Es decir, sólo el que cree con optimismo en la providencia divina será capaz de tener la perspectiva óptima para reconocer aposteriori el sentido de toda la historia pasada, que es el cuadro que se nos ofrece hoy y que hemos de proyectar hacia el futuro. A pesar de tanta limitación humana, ha surgido –hasta ahora- un obra maestra en la que hoy por hoy, en el cuadro estamos también nosotros.
Los italianos te dirían a ésto: si non é vero, é bene trovato. Pero poca gente vé las cosas así, por qué?
Porque está muy
extendido el materialismo fáctico, incluso entre personas que se consideran
bien formadas, de buenas familias cristianas, judías o musulmanas. Tienen
metido en el alma una especie de ´chip´, programado por los sloganes del
consumismo, que ha redefinido o reprogramado
profundamente el pensamiento de las masas, tan dependientes de los
patrones de conducta superficiales que
proponen los medios de información y el internet. Creo que las masas humanas,
tanto en el primer como en el tercer o cuarto mundo se dan cuenta que están en
cierto sentido están siendo manipuladas,
por lo que sus juicios sobre hacia dónde va el mundo es lógicamente pobre y
pesimista en sus conclusiones. A esto va acompanada una actitud pesimista, que
tiene mucho de comodidad y cobardía: es fundamental que el individuo se
convenza profundamente de que todo está en sus manos, que él puede contribuir a
mejorar el mundo sólo con ser buena persona.
Entonces, qué hacer ante éste
panorama?
Todos
buscamos un camino que nos haga felices
y un sentido más profundo en la propia vida, y por tanto también en la
vida de todos, en la vida de las
naciones. Pero algunos sufren lo que yo llamaría el síndrome del ´ésto tiene que cambiar´ o ´ésto no puede quedar así´ u otras quejas análogas,
sintiéndose escandalizados de que no haya nadie que venga a arreglar el mundo.
Es el prejuicio de pensar que ´otros arreglen el problema, porque yo no tengo
ni poder, ni dinero ni influencia para arreglarlo´. Y aquí está el gran
problema: el cruzamiento de brazos de millones de personas desencadena,
lastimosamente, a través de los mecanismos democráticos, procesos de ejercicio
del poder político que puede llegar a ser horriblemente nefasto. No olvidemos
que el Nazismo subió al poder por votación democrática. También el Comunismo en
diversos países, como en Checoeslovaquia en 1948 ... etc. La democracia en sí
misma no ofrece ninguna garantía contra el totalitarismo, si los votantes no
controlan continuamente el ejercicio del poder concedido por ellos mediante el
propio voto.
Y en nuestros
días, el fruto amargo de los errores legitimados democráticamente en la vida de
las naciones es evidente: el aborto, la corrupción en el sector público y privado, los errores en las
leyes sobre familia y educación, una subcultura con ingredientes de erotismo,
fijación exclusiva en los asuntos materiales, culto al dinero etc. Un pueblo
poco preparado para la democracia elige una calidad baja de gobernantes, que a
su vez dañan todavía más a su propio pueblo y además con el dinero que él le
dió mediante los impuestos.
Me preocupa que
actualmente, que algunas naciones estén alimentando a sus estados con altos
impuestos, que dan un poder enorme a las
autoridades públicas que ellos han elegido. Y con éste poder, algunos pisotean
sus derechos, como un leviatán que devora a sus hijos: pienso en la UE y en
ciertas situaciones lamentables que se dan en muchos sitios: corrupción
administrativa, despilfarro del erario público, maltrato del ciudadano por un
exceso de reglamentaciones innecesarias que además fomentan el parkinson
público etc. etc.
Pero Peter, al principios eras
optimista, pero parece que eres más bien pesimista...
Bueno, intenté
hacer un diagnóstico de la enfermedad del materialismo, pero hay o pueden haber
muchas soluciones buenas y profundas, pero desde la perspectiva correcta: desde
una ´weltanschauung´o visión del mundo y de la vida providencialista y no
dejando de ver y valorar el mucho bien que hubo, hay y seguirá habiendo en él,
que muchas veces pasa desapercibido porque no hace ruido, no se anuncia, y sin
éstos bienes nuestro mundo ya hace tiempo que se hubiese hundido. ¿Quién
anuncia un Martes, por ejemplo, que el día anterior en Gran Bretana 18 millones
de madres han dado el desayuno a sus hijos y los han preparado para ir el colegio? ¿Quién habla de los
millones que trabajan para sacar adelante su familia etc.? Como no es noticia, no cuenta en los
análisis, pero son estas buenas acciones las que sostienen todo el mundo.
O sea, creo en la
capacidad del hombre de reaccionar, de lanzarse a buscar soluciones, pero
necesita de un liderazgo de pensadores,
de hombres sabios que por la entereza de su vida convenzan como sin querer, de
auténticas autoridades que tengan la capacidad de mover y conmover con su
palabra, utilizando un lenguaje asequible para todos. Aquí quisiera advertir
que muchos, muchísimos escritos y conferencias no llegan a la mayoría, porque utilizan un lenguaje difícil, profesoral
y abstracto, con pocos ejemplos, con citas en latín, griego y hebreo! Hay que
tener en cuenta que todos estamos algo deformados por comunicaciones por
imagen, y por palabras escritas con
secuencias de pensamientos demasiado elementales.
Peter, creo que eres un soñador:
lo que dices, no es demasiado bonito
(lindo en Sudamérica) para ser verdad?
Bueno, soñar
cosas buenas es esencial para luego lanzarse a la acción con libertad creativa, con pasión. No tenemos más remedio que agarrar fuertemente
el timón del barco de nuestro mundo, navengando ahora entre olas borrascosas,
aunque tampoco falta el sol y la
bonanza. Lo primero que se me ocurre es considerar que gracias al desarrollo tecnológico, nunca
fué tan asequible difundir las propias ideas o apoyar las posiciones de otros.
Pienso en el internet, concretamente en las redes sociales, que están teniendo
una profunda influencia, también
política, en USA, y, desde allí, primordialmente en los países más
desarrollados. Me estoy acordando ahora de una página web que en los últimos
diez años ha alcanzado metas increibles, incluso covocando cientos de miles a
manifestaciones abiertas en contra de algunas leyes malas
del gobierno.
Creo que las
constituciones de lo estados garantizan (todavía) suficientemente el derecho
del ciudadano a observar y controlar la gestión del poder político por parte de
las personas que ellos mismos han elegido. Por tanto, los líderes a los que acabo de referirme son los que
están en condiciones de articular el cotenido de las páginas web y su trabajo
será tanto más entusiasta cuanto más apoyo encuentren a nivel nacional o
internacional. No me refiero aquí a cargos políticos, sino a líderes
espontáneos – desde una barrendero hasta un profesor universitario – que consigan
mover la opinión pública con sus palabras y con su ejemplo de vida. Para que la
democracia funcione bien, es necesario
un electorado culto y unas personas elegibles para cargos públicos que sean
bien conocidas y ofrezcan garantías, al menos de entereza moral. En este
sentido, entregar un cheque en blanco a un partido es un error que luego pasa
factura.
Reconozco que
éste es un gran problema que exige a gritos que sea resuelto. Los que han
ideado la democracia moderna – Locke, Montesquieu, Rousseau- eran unos racionalistas ingenuos que pensaban
que el hombre es naturalmente bueno. Sin darse cuenta, estaban edificando un
sistema de gobierno sobre el profundo poso cristiano que había entonces en el
pueblo, con normas morales claras aceptadas por todos, que hacían que la gente
fuera buena.
Cómo ves el gran problema de
las tensiones que plantea la inmigración musulmana en algunos países?
Aunque no lo
parezca, el Islam provocará el que el
Occidente se plantee seriamente su propia identidad cultural, que llevará a un
florecimiento de la fé cristiana y a su unificación. En este sentido se ha avanzado mucho en el
Luteranismo y en la
Iglesia Anglicana. Hoy por hoy la actitud religiosa es al
menos respetada y admirada.
El acercamiento
entre el Islam y el Judeo-Cristianismo será un proceso largo, no falto de
sacrificios por ambas partes. Los acontecimientos bélicos, bien conocidos en
los últimos veinte anos, han
desencadenado una dinámica de
penetración del pensamiento occidental en el mundo islámico, abriendo fisuras
en su cuerpo monolítico, por donde entran contenidos que favorecen una puesta
al día de sus modos y condiciones rígidos de ver las cosas (teocratismo). En
este sentido es muy interesante observar la actitud de las mujeres musulmanas
que, al igual que la mujer en los primeros siglos de la fé cristiana, son las
que más acogen una moral que protege sus
derechos humanos.
Peter, muchas gracias y espero
volver a vernos.
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