La Asociación Médica Mundial, en su Asamblea del 2019 volvió a
pronunciarse condenando la eutanasia y el suicidio asistido. Algo que se
reafirma en el campo de la ética médica desde el final de la Segunda
Guerra Mundial. Son muy pocos los países en el mundo que se han atrevido
a despenalizar la eutanasia, generando graves consecuencias sobre la
protección de los derechos de los más vulnerables. Si bien la situación
actual y los proyectos contemporáneos no son comparables con la
biopolítica de la Alemania nazi y sería exagerado y anacrónico hacer un
paralelo exacto con sus programas de eutanasia, me pareció interesante
repasar los argumentos que se esgrimieron en los años 40 para convencer a
los alemanes de eliminar las vidas “indignas”. Cada vez que se discuten
estos temas, se olvida la razón más honda de por qué los Derechos
Humanos se sostienen en el valor indiscutible de la dignidad de todo ser
humano, más allá de su condición o situación. Ninguna vida humana puede
ser considerada menos digna que otra, so pena de legitimar el desprecio
y el abuso de determinadas personas por el hecho de considerarlas
“vidas menos dignas”. Revisitando la historia podemos tomar conciencia,
de hasta qué punto la manipulación del lenguaje y los eufemismos nos
hacen indiferentes a graves violaciones de los derechos de los más
vulnerables.
miércoles, 30 de septiembre de 2020
martes, 29 de septiembre de 2020
YO NO SUICIDO - POR JUAN CARLOS CARRASCO
En el presente debate sobre la eutanasia estamos oyendo mucho a
los políticos y poco a los médicos. Y sin embargo el proyecto de ley es para
los médicos. Se está legislando para la comunidad médica. En el artículo 1
se comienza diciendo “Está exento de responsabilidad el médico que
actuando de conformidad….le da muerte o la ayuda a darse muerte”. El
cambio que introduce es trascendental. Basta pensar que si una persona
con enfermedad terminal me pide que acabe con su vida, y lo hago, soy un
homicida; pero si lo hace un médico, la ley le asegura que no lo es. En
adelante habrá dos personas distintas ante la ley: los médicos y todos los
demás. Y no serán distintas por razones de raza, de religión o de
orientación sexual, sino por su status moral. El proyecto pretende
cambiar, en el caso del médico, su condición moral. El suicidio asistido no
es sino un homicidio a pedido. El que lo solicita, si reúne las condiciones
que el proyecto determina, tiene derecho a solicitar al médico que cambie
sus convicciones morales para atender su requerimiento. No le pide que
cambie sus opiniones o sus gustos o sus aficiones. Le pide que cambie sus
valores morales, que deje a un lado su identidad personal, por el simple
hecho de padecer una enfermedad terminal y querer poner fin a su vida.
sábado, 19 de septiembre de 2020
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