miércoles, 5 de noviembre de 2014

AUTORIDAD FRACTURADA HACIA LA INSURGENCIA SOCIAL

Violencia en México
La educación es la única vacuna
 contra la violencia.
Edward James.

El año 2014 se presenta para México como el punto más crítico en la aguda enfermedad de violencia que ha caracterizado la historia del país desde su nacimiento como encuentro de pueblos, como nación independiente, o como Estado Revolucionario-Institucional.


La gobernabilidad del país se encuentra en un delicado punto de quiebre donde los cuerpos policíacos han perdido toda credibilidad y legitimidad para el uso de la fuerza y la instauración del orden. De manera coloquial podemos presentar la siguiente imagen. Si nos encontramos en una esquina a un policía y en la otra a un ladrón, ¿qué esquina es mejor tomar? Hoy para muchos la respuesta es evidente, es mejor pasar por el ladrón quien tomara tus pertenencias, si cooperamos en el asalto. Sin embargo, la ruta del policía se presenta como una ruta que hay que evitar a toda costa, ya que el policía a pesar que cooperemos nos robará, nos golpeará y finalmente nos priva de la libertad o de la propia vida.

Queda claro como muestran los hechos desencadenados por la desaparición de los normalistas en Guerrero que el pueblo mexicano ha perdido toda la confianza en las autoridades encargadas en las labores de seguridad. Ante ello, la BBC de Londres  denomina la situación como una “Insurgencia Social” cuando da la vuelta al mundo la imagen del Palacio de Gobierno de Iguala incendiado por los manifestantes. Sin embargo, esto no es un hecho aislado conlleva un efecto combinado que ha salido del control de las autoridades como la fuga del presidente municipal de Ayotzinapa, las huelgas en apoyo a las protestas del IPN, la UNAM, la propia Universidad Iberoamericana. E inclusive, se sabe del caso de los alumnos del Tecnológico de Monterrey que fueron baleados por la policía ministerial de Chilpancingo al negarse a detenerse en un retén donde finalmente termino herido un alumno de intercambio de Alemania. Hecho que lleva las protestas al plano internacional como las manifestaciones en Estados Unidos e incluso se espera en los siguientes días se sumen algunos grupos estudiantiles de universidades europeas.

Ahora bien, la Revista Proceso hace mención que ante las manifestaciones que se esperan en el puerto de Acapulco las autoridades intentan blindar las oficinas de gobierno organizando grupos de choque con narcotaxitas quienes reciben 500 pesos por el apoyo.

De esta manera, brotan los problemas sistémicos del país. Por un lado, la inseguridad que se agudiza por los nexos entre los gobernantes y la delincuencia organizada. Y por otro, la poca atención y respeto hacia el ámbito educativo. Es así, que encontramos un enfrentamiento entre la violencia y la educación. Un contrapunto que no será sencillo solucionar, ya que en este momento las autoridades han dado la orden a las fuerzas de seguridad de no agredir más a los estudiantes. Cuestión que en conocimiento de los grupos anarquistas que se infiltran en las protestas pueden llevar a más casos de vandalismo, desorden y caos, sabiéndose casi intocables por las circunstancias.

En consecuencia, ¿Qué nos cabe esperar ante la caída de la fichas en su efecto domino? Queda claro, que el país requiere una profunda reforma educativa, a la vez de un cambio de los cuerpos policiacos. Este reclamo lo conocemos muy bien desde hace años, sin embargo a pesar de las pomposas reformas, la creación de nuevas instituciones, los anuncios en los medios masivos de comunicación, todo ello no ha tocado la verdadera transformación moral que requiere la sociedad mexicana y sus instituciones.

Desde esta perspectiva podemos presentar las siguientes conclusiones que es necesario que tanto las autoridades como la sociedad civil jueguen un papel corresponsable para darle solución, ya que de continuar estas tendencias el fallo sistémico del Estado de Derecho nos llevara al fracaso como Nación. Dichas conclusiones son:

1.- La violencia se ha instaurado como un modelo de control en el gobierno donde las autoridades se han convertido en aliados, en protectores de la delincuencia antes que cumplir con las expectativas de desarrollo de la ciudadanía.

2.- Las autoridades han mostrado tener poco respeto hacia los procesos educativos, incluso  aparece  como condicionante contar con el mínimo de instrucción y estudios para formar parte de la policía o del propio gobierno. Por ello, si los ciudadanos no tienen confianza hacia quienes son responsables de la seguridad pública, es porque las propias autoridades no tienen respeto por la educación y el Estado de Derecho, es más en la mayoría de los casos la autoridad desconoce los postulados de la Ley, así como el reconocimiento de los derechos humanos.

3.- Aunque se ha tomado como modelo la violencia como instrumento de control, la realidad de los últimos años ha mostrado que un pueblo sin educación no tiene otra alternativa que la violencia y la delincuencia. Es por ello, que los grupos delictivos son cada vez más fuertes porque poseen un mayor poder de reclutamiento entre los jóvenes con o sin formación escolar, ya que ofrece mayores oportunidades de crecimiento económico e incluso habré espacios en la administración pública y el gobierno. De aquí, que la ciudadanía considera la autodefensa como una vía legitima para instaurar la seguridad en sus comunidades y como un seguro de autoprotección.

Por lo tanto, ¿quién ganara la batalla entre la ignorancia y el conocimiento? Tal parece, que el simbolismo de nuestro lábaro patrio ha de ser cambiado por la serpiente devorando al águila, ya que esta es la auténtica realidad que prevalece más allá de la imagen anacrónica del mexicano manso, hospitalario y amistoso.

Miguel Ángel Rosales Alvarado.
Doctor en Gobierno y Cultura de las Organizaciones.
(Universidad de Navarra).
Asociado de CIVILITAS-EUROPA



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