lunes, 11 de marzo de 2013

SOMETIDOS A HUMILLACIÓN POR LOS CLÁSICOS - Por Rafael Alvira

Estamos autorizados por los editores y el autor a ofrecerles antes de su publicación en la prestigiosa revista anual REVISIONES de la Cátedra Félix Huarte sobre Arte y Cultura de vanguardia, el último artículo de Rafael ALVIRA, secretario general de CIVILITAS-EUROPA, Catedrático de Filosofía de la Universidad de Navarra, Director del Instituto "Empresa y Humanismo" y Director del Departamento de Filosofía de esa universidad española. El profesor Alvira comienza su artículo recordando al músico uruguayo Héctor Tosar y lo finaliza con una valoración crítica del último libro del autor uruguayo RICARDO ROVIRA REICH. 

Durante la presentación del libro de Ricardo Rovira Reich,
"La educación política en la Antigüedad clásica"
Discurría una agradable conversación familiar en la montevideana casa de Héctor Tosar, el gran compositor uruguayo de música culta de vanguardia fallecido en 2002. Cautivado por su sencillez uno de nosotros se animó a preguntarle por qué los compositores contemporáneos hacen música tan complicada y que suena poco armónica. Su contestación confirmó mis sospechas, a la vez que denotaba la humildad de quien era también un gran director de orquesta y pianista: “Es que los clásicos de la música clásica han sido tan buenos, tan completos, han cubierto tan acabadamente todos los registros, que después de ellos ya no quedaba poder hacer nada más… Y así, nosotros tenemos que incursionar por el extra-radio de la música experimental”.


En el trabajo filosófico quizás también podríamos decir algo parecido. Cuando se reviven y se piensan los Diálogos platónicos u otras obras de autores clásicos, uno siente la superioridad en potencia de creación y pensamiento de aquellos hombres que vivieron 2.500 años antes que nosotros, en unas condiciones de bienestar y medios materiales tan inferiores a las nuestras, y que sin embargo ya lo habían pensado todo. En tantas ocasiones la Filosofía ha realizado simplemente una tarea de glosa o comentario de lo pensado por ellos. Y así nos hemos acostumbrado a una producción filosófica que suele ser mero pensamiento referencial. Puede sostenerse que en el arranque mismo de la Filosofía en Occidente ya se plantearon todos los temas importantes, que siguen interpelándonos hoy en día.

Un campo donde esta situación es cada vez más evidente es el de la Filosofía política. Dentro de esta especialidad ha cobrado especial urgencia e importancia la denominada “Filosofía del gobierno”. Ya no hay que demostrar, como quizás tuvimos que hacerlo años atrás, la necesidad de lograr evitar la ausencia de los mejores en la vida política, o procurar una mejor formación ética y técnica de quienes ocupan puestos de gobierno. Podría aplicarse un razonamiento del tipo post hoc: propter hoc. Los incendios sociales que está provocando la ineptitud de tantos gobernantes, o su falta de valores éticos, o la pobreza en el diseño y desempeño de nuestras instituciones pretendidamente democráticas, excusan ya de cualquier argumentación. Hay una emergencia social grave: ¡que intervengan en la res publica los mejores y que todos estén mucho mejor formados!

A propósito de un libro reciente

Estas ideas daban vuelta en mi cabeza mientras leía las casi 600 densas páginas del último libro de RICARDO ROVIRA REICH: La educación política en la Antigüedad clásica. El enfoque sapiencial de Plutarco, editado conjuntamente en el pasado mes de septiembre por la BAC y la UNED, dentro de una ya prestigiosa Colección de traducciones de fuentes medievales y renacentistas, dirigida por Javier Vergara y Javier Calero, ambos profesores de la UNED. Esta colección refleja los estudios del GEMYR: grupo de estudios medievales y renacentistas, que realiza trabajos de análisis y traducción crítica para especialistas, en ediciones bilingües, de grandes obras de influencia en la historia de la educación que aún no habían sido traducidas a nuestra lengua. El libro de Rovira no cumple con ese canon, pero se lo ha incluido de modo excepcional, a mi parecer, por dos motivos: demuestra que la obra de Plutarco gravitó determinantemente en muchas creaciones del Medioevo y del Renacimiento aunque fuera o no explícitamente vislumbrado. Y este texto puede llegar a convertirse en una referencia ineludible para toda bibliografía sobre historia de la educación para la ciudadanía y el gobierno, lo que concuerda con los fines últimos de la Colección del GEMYR.

Ricardo Rovira comienza su libro con una Introducción donde persuade al lector de la urgencia e importancia de que los mejor preparados participen en la política y que procuremos entre todos su mejor formación, a la vez que seduce hacia el estudio de los clásicos del pensamiento filosófico-político, así como al conocimiento del mundo clásico en general. En el epígrafe bio-bibliográfico sobre Plutarco logra trasuntar el profundo atractivo que tiene este autor considerado por alguno como “el clásico entre los clásicos”. Por la exigencia de esta Colección –del que el presente libro hace el número siete- ofrece a continuación una amplia bibliografía sobre la historia de la educación política desde la Antigüedad hasta nuestros días, a lo que se suma una bibliografía actualizada de los mejores estudios sobre la vida y obra de Plutarco de Queronea.

Luego se entra ya en el cuerpo central de este sólido escrito: se divide en tres partes. Para establecer bien los antecedentes de Plutarco, el autor ofrece en la Primera Parte un amplio resumen de los más importantes filósofos de la política del mundo clásico griego y romano: desde la época de Pericles, pasando por Platón, Jenofonte, Isócrates, Aristóteles y Demóstenes. En un segundo capítulo establece las bases generales de lo que fue el humanismo romano, y entra en el estudio a fondo de la vida, obra y pensamiento de Cicerón y Séneca, quizás demasiado a fondo, porque parece atrapado por la sintonía de estos dos personajes con la tesis transversal de su libro, y comparativamente se extiende demasiado en esta parte. Remata este capítulo con la figura de Tácito y su consideración de la historia como saber político.

En la Segunda Parte se entra en el estudio sobre la Vidas paralelas de Plutarco consideradas como casos prácticos para la ciencia del buen gobierno. Después de un estudio general sobre el estilo y método de esas cincuenta Vidas, procede a un detenido análisis de las cuatro primeras: Teseo, Rómulo, Licurgo y Numa. A través de la descripción de sus hechos y caracteres se van espigando criterios y tácticas que deben tenerse en cuenta para gobernar en la vida pública acertadamente; también de los errores que suelen cometer los grandes gobernantes. El lector a medida que avanza en estas páginas va recibiendo un agudo repaso de la historia de los comienzos de Atenas y Roma, así como de su significación para todos los tiempos.

Como esta obra ha despertado súbito interés en un público de variado espectro, he venido escuchando muchos comentarios en este breve espacio de tiempo desde que ha salido a luz. Bastante reiterado es el que sostiene que la Tercera Parte es la más práctica y de la que pueden “robarse” más ideas para el gobierno público o de instituciones privadas. En ella se estudian detenidamente los Moralia políticos de Plutarco, precedidos de una visión general sobre toda la producción plutarquiana bajo esta denominación, que recaló en unos ochenta Moralia, aunque no todos respondan al contenido ético al que parece inducir su nombre genérico. En estos opúsculos el Queronense al final de su vida vuelca todo su saber y experiencia –también personal- sobre la vida política y el ejercicio del gobierno. Como dice el autor uruguayo de origen hispano-alemán cuyo libro comentamos: “Hemos encontrado riquísimos filones de ideas que sirven de inspiración para esas tareas de regeneración de la vida política de nuestro tiempo” (pág. 518).

Concluye con un breve Epílogo donde escancía las conclusiones que se extraen de toda esta larga obra. Como viene demostrándolo durante todo el desarrollo de su amplia exposición, en primer lugar la conveniencia de recurrir casi inevitablemente a los clásicos grecorromanos de la Filosofía política para renovar el desgastado y desprestigiado discurso político hodierno. Casi podría decirse que “hoy la única novedad son los clásicos…”. En conexión con esto, la promisoria posibilidad de sistematizar programas de formación política apoyándonos en los autores clásicos analizados. Y también una conclusión hasta ahora inédita en los estudios plutarquianos que logra fehacientemente demostrar: en ningún momento el filósofo, moralista, pedagogo, escritor, biógrafo, gobernante y sacerdote délfico originario de Queronea de Beocia, a lo largo de sus miles de páginas manifiesta en modo alguno que conozca la existencia o doctrina del naciente Cristianismo de su época. Sin embargo su enfoque sapiencial es perfectamente homologable en casi todos los campos con una visión cristiana de la vida, notoriamente distante de la visión que prevalecía en el mundo pagano al que pertenece. Sí, ya estaba sugerido por otros estudiosos, que Plutarco fue rescatado para la Paideia ya cristianizada de la Antigüedad tardía y del mundo medieval y renacentista, por sus coincidencias filosófico-teológicas del adveniente cristianismo.

Esta obra se complementa con dos subsidios didácticos para hacer más accesible y más sencillo el estudio de todas las Vidas paralelas y de todos los Moralia, que engloban la Opera Omnia conservada de Plutarco de Queronea; cuyo estudio tanto por placer como por sus sólidos contenidos sin duda alguna impulsará este nuevo libro.

Valoración crítica

Un reparo también escuchado reiteradamente es que en realidad éste no es un libro sino tres libros en uno: La filosofía del gobierno en los clásicos; un estudio de las Vidas paralelas como inspiración para gobernantes; y otro estudio de los Moralia con el mismo fin. No sé si esto puede ser una crítica o una alabanza. Lo que sí queda claro de toda su lectura es que puede constituir un “Manual para gobernantes inspirado en los clásicos” aunque dirigido no al gran público, sino a un público muy culto o a especialistas. Debe reconocerse que la erudición exhibida por el autor entre líneas o en las notas a pie de página es muy llamativa; podría decirse que recuerda a la del polígrafo beocio en quien se inspira.

Después de la edición de esta obra, con la que Ricardo Rovira Reich puede lograr ocupar un nuevo espacio de autoridad intelectual dentro del campo de la educación política –como ya han señalado los directores y colegas de la Collectio scriptorum mediaevalium et renascentium- y quizás también dentro de los estudios plutarquianos hoy en expansión universal, se ha dicho que ahora podría convenir que este autor proceda a publicar una versión abreviada o más ligera, destinada a un público más amplio, para lograr así también mayor influencia en los políticos en activo y en quienes se sienten con vocación política y deben prepararse con rigor para esa fundamental tarea en bien de todos nosotros.

No hay comentarios: