Antes teníamos más recursos que
proyectos para materializar. Ahora los recursos, por lo menos los financieros,
que mueven la investigación a cierta escala y la subsiguiente innovación, son
muy escasos. ¿Quiere decirse con ello que se renuncia a materializar aquéllos,
que se abandonen? ¿De qué sirve todo aquello por lo que nos esforzamos? ¿Es
esta una consagración del pesimismo?
Decía Jacques Delors (1988) que «en una economía inmóvil el progreso social
está congelado». Y sin embargo —añadía— «este
progreso recupera toda su fuerza y se convierte en la necesidad de una economía
en movimiento». Sabemos que progreso y desarrollo no son términos sinónimos y que puede haber desarrollo sin
progreso, porque éste suma el desarrollo material y el moral. «Social» no creo que signifique —en boca
del socialista Delors— que haya un
crecimiento en valores humanos y morales, sino que encubre el puro estado
hedonista de bienestar (Welfare State).