INSTITUTO EMPRESA Y HUMANISMO
PROGRAMA DOCTORAL EN GOBIERNO Y CULTURA DE LAS ORGANIZACIONES
TESIS DOCTORAL
LA REPRESENTATIVIDAD POLÍTICA - FACTORES DETERMINANTES PARA MANTENER LA COHESIÓN DE LOS VÍNCULOS ASOCIATIVOS: EL CASO DEL SECTOR AGROPECUARIO ARGENTINO
RAQUEL FELISA SASTRE
DIRECTOR: RAFAEL ALVIRA DOMÍNGUEZ
PAMPLONA
MARZO 2010
Resumen ejecutivo
La reflexión crítica sobre el ejercicio del poder por parte de los gobernantes y, la escasa participación en los asuntos de interés público por parte de los gobernados en el siglo XXI, parecen ser cuestiones de índole exclusivamente teórica.
Se percibe una cierta apatía en los ciudadanos de las sociedades contemporáneas, que se traduce en el desinterés, y muchas veces, en el descrédito por la política en general y por las instituciones en particular. En este escenario el concepto de representatividad política se torna difuso y, la cohesión de los vínculos asociativos, tenue.
Este trabajo analiza la magnitud de la representatividad política de un sector significativo en la Argentina: el sector agropecuario. Parte de la hipótesis de que existe una escasa cohesión de los vínculos asociativos entre los principales actores del sector y las entidades que supuestamente los representan.
A partir del último –y tal vez el más prolongado– conflicto entre ese sector y el gobierno del país, se analiza el fenómeno de la representatividad política desde la perspectiva de la dimensión de la identidad e identificación organizacional, y desde la dimensión de la comunicación. Luego, a modo de contraste, se presenta el caso de Brasil.
El trabajo concluye con la comprobación de la hipótesis y presenta una recomendación en el sentido de contribuir a superar la actualmente escasa representatividad política del sector agropecuario argentino.
INTRODUCCIÓN
Orden
Sociedad
Representatividad
Responsabilidad Social
Capital social
Bien común
Los conceptos enunciados al inicio de esta sección fueron objeto de numerosos estudios a lo largo de la historia de las ciencias sociales. Fueron analizados aisladamente, en oposición a su par dialógico (orden-violencia o sociedad-estado de la naturaleza), como así también las relaciones que guardan entre sí, por ejemplo: ¿puede existir una sociedad sin representatividad?, ¿supone el bien común como causa la conformación del orden?, o ¿es imprescindible el ejercicio de la responsabilidad social para la conformación del capital social?
Este trabajo, presentado en el marco del programa de Doctorado del Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra, pretende reflejar la influencia que ejercieron en mi formación intelectual los autores estudiados en los diferentes seminarios del Instituto y que abordaron, de un modo u otro, los conceptos enunciados al inicio de esta introducción.
Esta nueva mirada, aliada a la experiencia que tuve en el ámbito de la dirección de organizaciones empresarias, me induce a la convicción de que cualquier intento de construcción de capital social que conduzca a la conformación de una sociedad digna, justa, en la que impere una forma de orden social que tienda hacia el bien común, requiere la actuación de personas socialmente responsables, que actuando por sí o como representantes de otras, tomen sus decisiones teniendo en cuenta no sólo sus intereses particulares sino los de la comunidad en la que se desenvuelve su accionar.
Algunos autores sostienen que para que exista desarrollo económico en una sociedad en su conjunto –o en un sector que impulse su economía– deben preexistir instituciones sólidas y confiables (1). En mi opinión si se pretenden reformar las grandes instituciones de un país, como por ejemplo el gobierno o la justicia, debe comenzarse la labor desde la primera institución, que es la familia, y luego continuar con las pequeñas instituciones, como las organizaciones sociales, en particular las organizaciones empresarias.
De manera que cuando se abordan temas en el ámbito empresarial no se puede desconectar la teoría de la práctica. El “modelo” del empresario “socialmente responsable” debe estar acompañado por la práctica de su accionar, sus hábitos, y no puede eludir su participación en las instituciones en las que está inmerso (2).
Es común, en la literatura sobre administración de negocios, encontrar discursos en los que se hace referencia a la necesidad de políticas de gobierno favorables para el desarrollo de la actividad económica, reglas de juego claras y otros requisitos para el eficaz desempeño de las organizaciones empresarias (3), como si se tratara de un petitorio a terceros que nada tienen que ver –sólo les corresponde gobernar, legislar o impartir justicia– con sus organizaciones.
El slogan “no nos metemos en política”, que muchos empresarios e instituciones que agrupan empresarios esgrimen con un cierto orgullo, ha producido una crisis o, para algunos autores, una metamorfosis del concepto de la representación (4).
Este fenómeno me condujo a observar un sector empresario en la Argentina que tuvo, y continúa teniendo, un rol relevante en la historia social y económica del país: el sector agropecuario.
En las últimas décadas la producción de alimentos en el mundo, además de ser una actividad económica fundamental, se tornó más compleja y con sofisticados vínculos entre la producción primaria y la industrial. En un país como la Argentina, en el cual el sector agropecuario contribuyó con el 41% del volumen total de las exportaciones en el año 2007, es de esperar que el sector tenga una representatividad política relevante. Sin embargo, el conflicto (5) entre el gobierno y el sector, que ocurrió a inicios del año 2008, pareció poner en evidencia lo contrario.
Luego de la salida del Plan de Convertibilidad, que durante una década mantuvo la paridad del peso con referencia al dólar norteamericano, el sector agropecuario argentino se adaptó a las nuevas condiciones macroeconómicas demostrando, el empresariado en particular, flexibilidad en el diseño de estructuras organizativas y desarrollo de estrategias competitivas, en un marco legal que impuso, a partir del año 2002, impuestos aduaneros a la exportación de productos agrícolas tales como la soja y el girasol, entre otros.
La necesidad de incrementar la recaudación fiscal, sumada al aumento de los precios internacionales de los commodities, motivó que el gobierno implementara un cambio en el sistema de retenciones a la exportación que se anunció el 11 de marzo de 2008. Considerando los precios de ese momento, las retenciones a la soja y al girasol subieron entre 7 y 9 puntos respectivamente. Bajo este nuevo régimen de retenciones móviles, en función de los precios internacionales, la soja llegó a tributar un 47,1%, y cultivos como el maíz, al que se pretendía beneficiar, pasaron a tributar del 24,2% el 11 de marzo de 2008, al 34,3% en julio del mismo año, debido al aumento de precio de la oleaginosa en los Estados Unidos.
La elevación de la carga tributaria ocasionó una inmediata reacción del sector, que se movilizó de un modo espontáneo, a la manera de “autoconvocatoria”, desbordando la capacidad de articulación de las entidades que tradicionalmente representan al sector.
Ante esta evidencia empírica cabe la pregunta que constituye el problema central de este trabajo: ¿cuál es la magnitud de la representatividad política del sector agropecuario argentino? ¿Por qué aparenta ser tan baja comparada con países vecinos, como por ejemplo Brasil?
En el marco global mundial de los agronegocios puede sostenerse que, en los últimos 20 años, se produjeron una serie de cambios tecnológicos y biotecnológicos que afectaron el modelo de producción ocasionando, consecuentemente, cambios en las formas de organización empresaria y en la articulación de lo público y lo privado.
¿Qué sucedió en la Argentina? El propósito de este trabajo es indagar sobre la real magnitud de los vínculos de representatividad política construidos entre los principales actores del sector agropecuario argentino, en el ámbito privado, y las principales entidades representativas del sector ante el sector público, con el objetivo de determinar los factores que posibilitan la cohesión de los vínculos asociativos, así como también apuntar las variables intervinientes en el proceso de asociatividad que contribuyen a conformar una organización que represente al sector en su totalidad.
La hipótesis que guía el presente trabajo es que existe una escasa cohesión entre los vínculos asociativos de los principales actores del sector y las entidades que supuestamente los representan.
El fenómeno de la representatividad es un fenómeno complejo en el que pueden intervenir varias dimensiones, como la identificación organizacional, la comunicación y la dimensión psicosocial en la que se configuran los imaginarios colectivos, entre otras (6). En este trabajo, al tener como propósito indagar sobre los lazos de representatividad que se construyen en las principales organizaciones empresarias que conforman las distintas cadenas agroalimentarias, se concentró el análisis en las dimensiones que representan los aspectos de identidad e identificación organizacional y en la dimensión de la comunicación institucional.
En la dimensión de la identificación entre organizaciones (7), cabe señalar que el modelo agro-ganadero del siglo XIX –motor del desarrollo económico del país en ese momento– cambió y esta transformación fue algo más que cuantitativa; en la realidad del sector se produjo un salto cualitativo que, en la última década del siglo XX transformó la fisonomía del sector. Las entidades representativas, en cambio, mantuvieron sus principales rasgos de identidad fundacionales, permitiendo la apertura de una brecha en términos de identificación entre representantes y representados.
En la dimensión de la comunicación, la construcción simbólica que permite el lenguaje abre espacio a la producción de significados compartidos que contribuyen a mantener la cohesión de los vínculos asociativos (8). Del mismo modo, también pueden resultar factores de disociación o separación cuando significado y significante se tornan divergentes.
En la elección del tema de investigación influyó, además de la impronta intelectual que me brindó el Instituto Empresa y Humanismo, la práctica en la gestión empresaria que actualmente desempeño en el sector agropecuario argentino. Además, tuve la oportunidad de concluir en el país una Maestría en el área de Agronegocios y Alimentos que me permitió tomar contacto con el ámbito académico del sector, así como también me posibilitó la observación empírica del comportamiento de los diversos actores sociales en las cadenas productivas del sector.
La metodología utilizada para el cumplimiento del objetivo principal del trabajo propone un diseño transversal, no experimental. El estudio es del tipo descriptivo-exploratorio y, manteniendo como hilo conductor la pregunta de investigación: ¿cuál es la magnitud de la representatividad política del sector agropecuario argentino?, toma, como marco para su estudio y delimitación, el conflicto que se desató el 11 de marzo de 2008 entre el gobierno y el sector y que se extendió durante 128 días.
La delimitación temporal tiene su inicio en la fecha en la que el gobierno emite un decreto ley, la Resolución nº 125, que cambiaba el régimen de retenciones a las exportaciones, aumentando las alícuotas, (hecho que se produce el 11 de marzo de 2008) y culmina el día en el que el Congreso Nacional emite su voto rechazando la propuesta del gobierno, el 17 de julio de 2008.
La justificación para tomar como base para el análisis de la representatividad política del sector los 128 días en los que se extendió el conflicto reside en que durante ese período se pusieron en evidencia, por medio de acciones y discursos, los tres principales actores que supone la representatividad política a saber: el sector agropecuario, sus entidades representativas y el gobierno nacional, así como también lazos e interrelaciones que operan entre ellos.
La estructura del trabajo está compuesta por dos partes: la primera es descriptiva, la segunda es analítica de la anterior y contiene una descripción del caso brasilero, como un caso paradigmático de representatividad política del sector agropecuario. Finalmente se exponen las principales conclusiones que se derivan del análisis de la segunda parte del trabajo y una propuesta a modo de aporte.
La primera parte está dedicada a presentar a los tres principales actores que componen la unidad de análisis de este trabajo, que son el sector agropecuario, las entidades representativas del sector y el ámbito político. Por ser descriptiva, sus tres capítulos contienen: una introducción, un desarrollo y una síntesis en la que se reflejan los principales conceptos o hallazgos expuestos en su desarrollo y se los relaciona con el problema central que esta tesis propone plantear, para utilizarlos en el análisis posterior que se efectúa en la segunda parte.
Para determinar los factores que posibilitan la cohesión de los vínculos asociativos y señalar las variables intervinientes en el proceso de asociatividad, que es el objetivo de este trabajo, creo que es necesario previamente recorrer la historia del sector para encontrar en ella algunas respuestas a preguntas como: ¿cómo se originó y evolucionó el modelo agro-ganadero en la Argentina?, ¿cuáles fueron los cambios tecnológicos que cambiaron el modelo existente dándole una nueva fisonomía al sector?, ¿cómo se encuentra estructurado el sector en lo que refiere a la tenencia de la tierra, los productos producidos, su productividad y su articulación internacional? Las respuestas a estos interrogantes se encuentran en el Capítulo 1, en el que se recorren aproximadamente 120 años de historia del sector, de la cual se extraen los hechos más relevantes y que se relacionan con el problema que esta tesis plantea.
El 10 de julio de 1866 se conformó la primera asociación gremial en la Argentina: la Sociedad Rural Argentina (SRA). La falta de identificación con la SRA, por parte de algunos grupos empresarios que actuaban en el sector, dio lugar a la creación de otras tres entidades representativas. Años más tarde, las cuatro juntas integraron lo que durante el conflicto con el gobierno en el 2008 se conoció como la Comisión de Enlace o Mesa de Enlace. El Capítulo 2 se destina a presentar un perfil de la identidad de estas organizaciones; se describe su pasado, presente y futuro representado por medio de los propósitos organizacionales. También se mencionan otras entidades que mantienen vínculos asociativos en el sector agropecuario, pero que no participaron durante el conflicto como representantes del sector ante el gobierno nacional.
En los Capítulos 1 y 2 quedaron en evidencia el origen y la evolución del sector agropecuario argentino y su representación gremial. El sector se transformó y de la representación gremial surgieron nuevos actores, entidades “con voz pero sin voto”, que llegaron para cubrir espacios principalmente en lo que se refiere a necesidades de intercambio de conocimientos sobre los avances tecnológicos y la capacitación del sector. ¿Qué ocurrió en el ámbito del gobierno y las políticas públicas? Las instituciones gubernamentales no acompañaron estos cambios y se produjo un “descompás” con referencia a la nueva realidad que presenta el sector.
Una breve recorrida por la historia de la política argentina y su impacto en el sector agropecuario poniendo de manifiesto los “límites de la política” se exponen en el Capítulo 3.
Ya presentados en la primera parte del trabajo los tres principales actores del conflicto que se desató en marzo del 2008 –teniendo como eje de la presentación el problema central planteado– cabe iniciar el camino que conduzca a probar la hipótesis que lo guía. Esto será motivo de la segunda parte.
Teniendo en cuenta que en la relación de representación la identificación entre representado y representante es necesaria (9), a los efectos de verificar el grado de cohesión de los vínculos asociativos entre los principales actores del sector y las entidades que supuestamente los representan, entiendo que previamente debemos indagar, ¿quiénes son esos actores? En otras palabras identificar quiénes son las empresas que, al menos desde el aspecto económico, son los actores más relevantes del sector que se presentó en el Capítulo 1.
Para ello, analizando el ámbito empresario desde la perspectiva de una cadena agroalimentaria (10), en primer lugar se buscó en las estadísticas oficiales los cinco mayores productos producidos en el país, en términos de volúmenes, en los últimos años. Luego se identificaron las principales empresas, en términos de participación en el mercado, que actúan en cada uno de los eslabones que componen las cinco mayores cadenas productivas.
Este primer hallazgo, que consiste en la identificación de las principales empresas que actúan en el sector, se expone en el Capítulo 4, en el cual también se describen algunos rasgos de la identidad organizacional de estas empresas y se los relaciona con los rasgos de las entidades representativas que se presentaron en el Capítulo 2, colocando en evidencia la escasa identificación que existe entre ellas. Este “cuadro” se presenta en el “marco” del ámbito político descripto en el Capítulo 3.
El Capítulo 5 se destina a la narrativa de los hechos que se sucedieron durante los 128 días del conflicto analizado. ¿Qué ocurrió en ese período?, ¿por qué la metamorfosis de un sector productivo relevante en un país desencadenó una crisis de representatividad que lanzó a las personas a las calles y a las rutas para expresarse contra una medida de gobierno, desbordando la capacidad de contención de las entidades representativas?, ¿la protesta que alteró el orden social se reducía solamente a producir la derogación de la Resolución 125, o había otras demandas pendientes?
Tomando como base los discursos divulgados por la prensa escrita (11), en este capítulo se analiza otra dimensión en el camino de probar la escasa cohesión de los vínculos asociativos entre los principales actores del sector y las entidades que los representan ante el gobierno, que es la dimensión de la comunicación. Se pone en evidencia que la crisis sector-gobierno se extiende y se agrava porque, entre otros factores, la comunicación falla. El gobierno denotó desconocimiento de la nueva fisonomía del sector y apeló a un lenguaje que connota significados y escalas de valores que no se muestran congruentes con la realidad del sector y, además, las entidades representativas no lograron facilitarle la comprensión de esa nueva realidad.
Entretanto, en el mundo la demanda de alimentos continúa, así como las posibilidades de inserción de aquellos países que, como la Argentina, cuentan con alguna ventaja comparativa en lo que refiere a la riqueza y/o extensión de su suelo. En la nueva configuración mundial de los agronegocios no existe más espacio para las miradas restringidas al ámbito nacional. La Argentina, junto con Brasil, se constituyen como los mayores productores de alimentos de Latinoamérica, de modo que la estrategia productiva de la Argentina no puede estar escindida de la de Brasil.
El Capítulo 6 tiene por objetivo analizar el caso de Brasil. Siguiendo el modelo de exposición de la primera parte de este trabajo, en primer lugar se efectúa un breve relato de la historia del país, luego se presenta el desarrollo y la actualidad del sector y, finalmente, se describe cómo se articulan los mecanismos de representatividad política del sector.
En las reflexiones finales del capítulo se contrasta el caso argentino con el brasilero, en el ámbito de la base social en la que se desarrolla el sector agropecuario en ambos países, y se analiza la experiencia brasilera en el sentido de comprobar si las iniciativas que se tomaron podrían aplicarse al caso argentino.
¿Cuáles son los principales hallazgos que se derivan del trabajo?
Se verificó, entre otras cuestiones, que:
• Las empresas que actúan en el sector, al menos en los últimos 25 años parecieron preocuparse más por los intereses económicos que por los sociales y políticos. De modo que se constituyeron más como un grupo de interés y de presión que como un actor social y político.
• Se produjo un cambio de paradigma en el sector. Se pasó de un modelo antiguo, basado en la producción, en el que se distinguían claramente las figuras del agricultor, del ganadero dedicado a la cría o al engorde de los animales o a la producción de leche, a un nuevo modelo agro-pecuarioindustrial on complejas actividades e interacciones.
• Las entidades representativas mantuvieron, en cambio, su fisonomía fundacional.
• La indiferencia asociativa que presentan los principales actores del sector, en relación con las entidades gremiales, entre otros factores, se debe a la baja identificación que existe entre ellas.
• Los propósitos y la visión sobre el futuro del sector, que ostentan las entidades representativas no son convergentes, así como tampoco lo es la opinión sobre el rol que le cabe al Estado.
• Las entidades representativas evidencian coincidencias para “protestar”, pero tienen dificultades en “gestar”.
• La sociedad urbana, en general, y el gobierno en particular, no poseen un conocimiento claro sobre la dinámica del sector. Más bien poseen una visión distorsionada del mismo, en el orden simbólico.
• No existe un consenso político en el sentido de visualizar al sector con un rol central en su contribución al desarrollo nacional.
Con el Capítulo 6 podría darse por concluido este trabajo, al haber cumplido su objetivo y, al mismo tiempo, dejar el modelo brasilero como “fondo de contraste” para comparar la magnitud de la representatividad política del sector agropecuario en el caso argentino. Pero esta tesis, a modo de aporte, culmina con una propuesta de una organización (12) que, en congruencia con la realidad actual del sector, permita mejorar su representatividad. Este es el final, que queda abierto a la aplicación práctica y a nuevas investigaciones.
Notas:
Notas:
1. La corriente de pensamiento denominada Nueva Economía Institucional considera las transacciones como unidades de análisis en los sistemas económicos. Douglas North, por su parte, plantea las instituciones como un marco en el que se desarrollan las transacciones y analiza comparativamente el ambiente institucional y la vigencia de los derechos de propiedad en varios procesos de desarrollo económico. Encuentra una correlación entre el nivel de seguridad jurídica y los costos de transacción. Si los derechos de propiedad son débiles los costos de transacción aumentan y, consecuentemente, se retrasa el crecimiento del sistema económico. Ver North, Douglas, Estructura y cambio en la historia económica, Alianza, Madrid, 1994.
2. Llano, Carlos y Polo, Leonardo, Antropología de la acción directiva, Unión Editorial, Madrid, 1997.
3. En países como la Argentina, en los que existe una cierta inestabilidad de las políticas públicas, es común encontrar críticas en el medio académico reclamando seguridad jurídica y políticas fiscales estables para lograr la competitividad en el medio empresario. Ver Alvarado Lesdesma, Manuel, La Argentina Agrícola. Un país que niega su destino, Temas, Buenos Aires, 2003.
4. Manin, Bernard, “Metamorfosis de la representación”, en: Dos Santos, Mario, ¿Qué queda de la representación política?, CLACSO, Caracas, 1992.
5. En este trabajo se utiliza la palabra conflicto en el sentido de señalar una situación en la que las partes que intervienen tienen posiciones opuestas y antagónicas. Esta situación de conflicto forma parte de las relaciones sociales e integra la dinámica del cambio social. Entre los sociólogos estudiosos del conflicto social se encuentran: Anthony Giddens, Stanislaw Ossowski y Alain Touraine, entre otros.
6. Algunas investigaciones en el ámbito organizacional se apoyan en teorías derivadas de la Psicología Social, como la Teoría de las Representaciones Sociales, que establece relaciones de interacción e interdependencia entre la estructura social, la cultura y los aspectos mentales.
7. Ashforth, Blake E. y Mael, Fred, “Social Identity Theory and the Organization”, Academy of Management Review, Vol. 14, 1989, 20-39.
8. Schein, Edgar, Psicología de la organización, Prentice Hall, México, 1982.
9. Esta concepción está comprendida en la perspectiva sociológica del concepto de representación, que supone que la representación demanda una semejanza entre el cuerpo representativo y la sociedad representada.
10. Davis, John y Goldberg, Ray, A Concept in Agribusiness, Harvard Business School, Cambridge, 1957.
11. En esta sección se utilizaron las versiones escritas de los dos periódicos más importantes que se publican en la Argentina: Clarín y La Nación.
12. La propuesta consiste en presentar un posible modelo de organización que se denominó COAALIAR, un vocablo que evoca una imagen de alianza, o cooperación y que está conformado por las primeras letras de las palabras: Comunidad Agro Alimentaria Argentina. La organización propuesta, no se la concibe con el sentido de mantener una actividad gremial o técnica, sino como un mecanismo político que contribuya a la construcción de un plan nacional.
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