lunes, 2 de mayo de 2011

MEDITANDO EN LA MUERTE DE JUAN PABLO II

1. Los creyentes, y muchas personas de buena voluntad, que aspiran a un mundo donde haya sentido común, se respete a la familia, a la ley natural, al menos a una mínima vigencia de los valores de siempre, estamos en estos últimos tiempos con la sensación de atravesar un gran e inhóspito desierto. Amamos este mundo, porque es nuestro, porque lo ha hecho nuestro Padre Dios, porque encontramos aún ahora sintonías profundas en él de lo que nosotros somos. Y debemos amar estos tiempos porque son los que el Creador ha querido para nosotros. Por eso, no queremos ser catastrofistas, ni derrotistas, ni pesimistas. Pero continuamente nos desalientan tantas manifestaciones de inhumanidad, que en gran medida son consecuencia de la descristianización.

ACOTACIONES DESDE URUGUAY A "LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA", DEL ESCRITOR EDUARDO GALEANO

Dice Santo Tomás de Aquino: "Omne verum, a quocumque dicatur, a Spiritu Sancto est" (la verdad, la diga quien la diga, proviene del Espíritu Santo). Por tanto, debemos admitir que cualquier persona, incluso aquellas que de ordinario cometen errores monumentales, puede tener eventualmente, aciertos sensacionales. Tal es el caso del Sr. Eduardo Hughes Galeano. Nunca me había percatado -porque no lo había leído- de algunas afirmaciones que aparecen al comienzo de su famosísimo libro "Las venas abiertas de América Latina", y que cito a continuación: